domingo, 29 de agosto de 2010

Un vecino ejemplar, escribe Hector Muñoz

Cuando se escriba la historia de la transformación que está sucediendo en Villa María se incluirán nombres propios, fechas y lugares oficiales, identidades públicas, actores sociales con sólido predicamento y fuerte compromiso.
Ese relato podría olvidar los nombres de mujeres y hombres que de modo anónimo y desinteresado dejaron su granito de arena para hacer de Villa María una ciudad mejor. Corresponde evitar esa injusticia.
Carlos Moroncini es un vecino de barrio Las Playas que siempre tuvo un noble interés: ver la felicidad en los rostros de los niños. En las risas y los juegos de los más pequeños, nuestro amigo encuentra la presencia divina y una razón para hacer. Y como es un hombre que hace más de lo que dice, puso manos a la obra.
Y así fue que impulsó la creación de una particular plaza en un terreno baldío que existía en su barrio. Ese espacio condenado a la maleza y la basura fue transformado en un espacio público al que el propio Moroncini le aportó los didácticos juegos que hoy concentran la atención y la energía de los pibes de Las Playas. Una gruta de la Virgen Niña, Patrona del sector, es el sitio convocante para los creyentes. También una idea de Carlos Moroncini celebrada y agradecida por la comunidad. Ese baldío hoy es la plaza Eva Perón.
Por estos días Carlos Moroncini fue víctima de una cobarde e injustificada agresión sólo por haberse comportado como un vecino comprometido. Junto con condenar la reacción violenta expreso mi esperanza de que la intolerancia y la incomprensión de los insensatos no frenen la iniciativa ni el espíritu de aquellas mujeres y hombres que, movidos por el único objetivo de servir al crecimiento de la comunidad, sueñan y trabajan en el anonimato.
En la figura de Carlos Moroncini va este sincero reconocimiento a los muchos hacedores que tiene la ciudad. Ellos están protagonizando hoy la historia de Villa María.

Héctor Guillermo Muñoz

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