domingo, 31 de octubre de 2010

A sacarle punta al lápiz, compañeros, que hay que seguir escribiendo la historia.

La muerte de el “Flaco” deja un vacío inmenso en el corazón de muchos argentinos. Citando a Martín Sabbatella (diputado nacional por el Nuevo Encuentro), “un vacío tan grande como la huella que deja su paso”.

Un 27 de octubre negro para todos los jóvenes que creemos en este modelo y que de la mano del ex presidente, allá por 2003, decidimos creer en la política. Que decidimos desafiar, con compromiso y militancia, a los que nos decían “los políticos son todos la misma porquería”. Un poco los entendemos… Después de haber padecido una dictadura genocida, del desastre institucional y social de los ‘80, de la segunda década infame de nuestra historia con la corrupción política y moral de gobiernos como el de “el Turco”, y como si todo esto no fuera suficiente, el desfile de los pseudo presidentes que nos dejó de la Rúa… Sí, los entendemos. No se les podía pedir que crean en nadie.

Pero pese a todo y tal vez por esa rebeldía propia de la juventud, hicimos oídos sordos. Y tampoco escuchamos a los que, desde la otra vereda, hablaban de una juventud sin valores ni principios, una juventud “indiferente y apolítica”... y confiamos ciegamente en que ese flaco desgarbado, bizco y de andar gracioso, por el que en ese entonces nadie daba dos mangos, representaba la esperanza de un país más justo y solidario.
Y no nos defraudó. Néstor fue un gran hombre y un político que quedará en la historia argentina por su compromiso, sus ideas y su voluntad transformadora. Por su coraje para enfrentarse a las políticas neoliberales y a los infames traidores de la Patria que durante décadas hundieron a toda Latinoamérica en la más profunda pobreza y desigualdad.

Sin embargo, me cuentan que en Recoleta “fantaseaban” con cacerolazos (para celebrar, sí…), que en San Isidro se escuchaban bocinazos, y que en algún que otro lugar “así de top” de la capital porteña, hasta llegaron a amagar con pintar “Viva el bobazo” (cualquier similitud con el tristemente célebre “viva el cáncer”, allá por la década del ‘50, es pura coincidencia). Y en las redes sociales se leían chistes, bromas, “humoradas”, insultos… Frases lamentables haciendo apología del mal gusto, de la ausencia de empatía y de respeto. Porque detrás del político, hay un hombre. Detrás de cualquier cajón, banda presidencial de por medio o no, siempre hay una familia que llora...

Pero sepan que, pese a esas actitudes vulgares y de mal gusto, más propias de “trolls” que de ciudadanos o militantes, Néstor será recordado por todos nosotros por ser un hombre que le puso el cuerpo a sus convicciones hasta el último momento de su vida. Que “se le plantó” a los grandes grupos empresarios y económicos, que se “le animó” a los monopolios, que señaló sin titubear una pared de la ESMA y bajó (al fin) el cuadro del mayor genocida de nuestra historia. Eso fue Néstor Kirchner: un hombre fundamental en el proceso de construcción de una nueva Argentina, una pieza clave para forjar el sueño compartido de una Latinoamérica unida, libre y soberana.

Y por eso es que hay un antes y un después de Néstor Kirchner.

El 27 de octubre de 2010 se fue a militar a donde militan los grandes. Seguramente... en el partido en el que todos vamos a terminar militando algún día, ese en el que no hay minorías ni mayorías, oposición ni oficialismo...

Un 27 de octubre se nos fue el “Flaco”.
Pero ese mismo día estaban naciendo pibes en un hospital público.
El mes que viene esos mismos pibes van a cobrar la Asignación Universal por Hijo.
Esos pibes van a recibir un regalo de su abuela que, después de 10 años de jubilaciones congeladas, ya no cobra 130 mangos.
Esos pibes van a ir a una de las más de 700 escuelas que se construyeron.
Esos pibes van a estudiar bajo una Ley Federal de Educación democrática, inclusiva y pluralista y no bajo la que estudiamos muchos de nosotros, Ley Federal de Educación tan vergonzosa como menemista.

Esos pibes van a estar orgullosos de una Corte Suprema independiente y no de una corte adicta al poder político de turno.

Esos pibes no van a sentir vergüenza de sus Fuerzas Armadas, las que por primera vez son democráticas y están sometidas al poder político, como corresponde.
Esos pibes, en la escuela, van a estudiar la nefasta historia de la dictadura militar y, a diferencia de nosotros, no van a preguntarse “¿Y por qué los que hicieron ‘esas cosas’ no están presos?”.

Esos pibes van a poder juntarse a mirar fútbol donde “pinte” porque el fútbol es “de” y “para” todos.

Esos pibes van a poder pensar por sí mismos, porque la nueva Ley de Medios es la única manera que tenemos de acabar con la distorsión de información que los monopolios periodísticos generan en la cabeza de millones de argentinos.

Podría seguir hablando por un rato largo de todas las cosas que hemos logrado de la mano de el “Flaco”, como la construcción de miles de viviendas, del superávit primario comercial, de los millones de puestos de trabajo creados, de la reducción de los índices de indigencia y pobreza, de la millonaria cifra de nuevas jubilaciones, de la recuperación del control público sobre YPF, Correo Argentino, Central de Comunicaciones, Aguas Argentinas, Aerolíneas… Pero no hay nada mejor que los hechos para sustentar lo que decimos, y los hechos hablan por sí solos.

Néstor logró todo eso. Junto a nuestra presidenta. Con innumerables errores, por supuesto. Pero nadie, desde el general Juan Domingo Perón, fue artífice de tantos y tan profundos cambios positivos para nuestro país. Le devolvió a la juventud las ganas de militar, de debatir, de hacer política, de construir, de soñar, de creer.

Deseo profundamente como ciudadana de este hermoso país, que el proceso que iniciamos de su mano y que fue consolidándose bajo el gobierno de nuestra presidenta Cristina Fernández, siga desarrollándose para que la Argentina que millones de nosotros soñamos esté más lejos de la utopía y más cerca de ser un sueño cumplido.

Hoy la juventud está que arde. Firme al pie del cañón, incondicionalmente al lado de Cristina. Y en todos nosotros hoy Néstor está más vivo que nunca.
Así que a sacarle punta al lápiz, compañeros, que hay que seguir escribiendo la historia.

Lucrecia V. Paris

No hay comentarios:

Publicar un comentario