lunes, 21 de marzo de 2011

TUPAC AMARU, ANIVERSARIO

Dia 19 de marzo de 2011

TUPAC AMARU, ANIVERSARIO

Uno de los emblemas del espíritu de la Patria Grande es, sin dudas, Tupac Amarú.
Por ello y al cumplirse hoy un aniversario de su martirio, su muerte, homenajeo junto a los miles de cordobeses del campo nacional y popular, a este notable líder.
En esta tarea, nada mejor que citar a Eduardo Galeano:

Fragmento de

LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA
Eduardo Galeano


Los indígenas eran, como dice Darcy Ribeiro, el combustible del sistema productivo colonial. «Es casi seguro -escribe Sergío Bagú- que a las minas hispanas fueron arrojados centenares de indios escultores, arquitectos, ingenieros y astrónomos confundidos entre la multitud esclava, para realizar un burdo y agotador trabajo de extracción. Para la economía colonial, la habilidad técnica de esos individuos no interesaba. Sólo contaban ellos como trabajadores no calificados». Pero no se perdieron todas las esquirlas de aquellas culturas rotas. La esperanza del renacimiento de la dignidad perdida alumbraría numerosas sublevaciones indígenas.

En 1781 Túpac Amaru puso sitio al Cuzco.
Este cacique mestizo, directo descendiente de los emperadores incas, encabezó el movimiento mesiánico y revolucionario de mayor envergadura. La gran rebelión estalló en la provincia de Tinta. Montado en su caballo blanco, Túpac Amaru entró en la plaza de Tungasuca y al son de tambores y pututus anunció que había condenado a la horca al corregidor real Antonio Juan de Arriaga, y dispuso la prohibición de la mita de Potosí.

La provincia de Tinta estaba quedando despoblada a causa del servicio obligatorio en los socavones de plata del cerro rico. Pocos días después, Túpac Amaru expidió un nuevo bando por el que decretaba la libertad de los esclavos. Abolió todos los impuestos y el «repartimiento» de mano de obra indígena en todas sus formas. Los indígenas se sumaban, por millares y millares, a las fuerzas del «padre de todos los pobres y de todos los miserables y desvalidos».

Al frente de sus guerrilleros, el caudillo se lanzó sobre el Cuzco. Marchaba predicando arengas: todos los que murieran bajo sus órdenes en esta guerra resucitarían para disfrutar las felicidades y las riquezas de las que habían sido despojados por los invasores. Se sucedieron victorias y derrotas; por fin, traicionado y capturado por uno de sus jefes, Túpac Amaru fue entregado, cargado de cadenas, a los realistas. En su calabozo entró el visitador Areche para exigirle, a cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la rebelión. Túpac Amaru le contestó con desprecio: «Aquí no hay más cómplice que tú y yo; tú por opresor, y yo por libertador, merecemos la muerte» (52 Daniel Valcárcel, La rebelión de Túpac Amam, México, 1947.)

Tupac fue sometido a suplicio, junto con su esposa, sus hijos y sus principales partidarios, en la plaza del Wacaypata, en el Cuzco. Le cortaron la lengua. Ataron sus brazos y sus piernas a cuatro caballos, para descuartizarlo, pero el cuerpo no se partió. Lo decapitaron al pie de la horca. Enviaron la cabeza a Tinta. Uno de sus brazos fue a Tungasuca y el otro a Carabaya. Mandaron una pierna a Santa Rosa y la otra a Livitaca. Le quemaron el torso y arrojaron las cenizas al río Watanay.
Se recomendó que fuera extinguida toda su descendencia, hasta el cuarto grado.

Fragmento del libro 
Espejos
*Una historia casi universal* 
Eduardo Galeano 

Lluvia
En la cámara de torturas, lo interrogó el enviado del rey.
—¿Quiénes son tus cómplices? —le preguntó
Y Tupac Amaru contestó:
—Aquí no hay más cómplices que tú y yo.
Tú por opresor y yo por libertador, merecemos la muerte.

Fue condenado a morir descuartizado. Lo ataron a cuatro caballos, brazos y piernas en cruz, y no se partió.
Las espuelas desgarraban los vientres de los caballos, que en vano pujaban, y no se partió.

Hubo que recurrir al hacha del verdugo.

Era un mediodía de sol feroz, tiempo de larga sequía en el valle del Cuzco, pero el cielo fue negro de pronto y se rompió y descargó una lluvia de esas que ahogan al mundo.

También fueron descuartizados los otros jefes y jefas rebeldes, Micaela Bastidas, Tûpac Catari, Bartolina Sisa, Gregoria Apaza…

Y sus pedazos fueron paseados por los pueblos que habían sublevado, y fueron quemados, y sus cenizas arrojadas al aire, para que de ellos no quede memoria.

Eduardo  Accastello
P.J.  Frente para la Victoria.  Provincia de Córdoba.


1 comentario:

  1. Las resistencias heroicas y colectivas de los pueblos originarios tienen que reconstruirse y rescatarse, es nuestra tarea.
    Demasiado se ha hecho para instalar el olvido o los mitos que favorecieron a los vencedores.
    Creo que hoy estamos viviendo un proceso hermoso de memoria y estamos recogiendo el legado de esas luchas.

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