domingo, 16 de enero de 2011

Néstor Kirchner y el Partido Justicialista , escribe Matías Bonansea



Desde el 25 de mayo de 2003, la Argentina atraviesa un proceso de transformaciones profundas. Este nuevo Proyecto Nacional, fundado por Néstor Kirchner y continuado por la Presidenta Cristina Fernández, se asentó sobre una articulación de fuerzas sociales y políticas muy diversas. Por su peso específico, el justicialismo se ubicó como la columna vertebral de esta construcción política.

Antes de ser Presidente, Kirchner comenzó a disputarles a Menem y Duhalde la conducción del Partido Justicialista. Ya en el inicio de su gestión, “el Pingüino” trabajó incansablemente para ir alineando al PJ de toda la Argentina dentro del su proyecto político. Por eso asumió la Presidencia Nacional del Partido y desde esa posición le imprimió una dinámica distinta al peronismo: lo puso a defender el modelo económico de distribución del ingreso durante el conflicto con las patronales rurales, impulsó un proceso de formación política con los jóvenes dentro de la estructura y abrió el esquema organizativo para que entraran nuevos actores políticos a ocupar los cargos partidarios. Al momento de su desaparición física, Kirchner se aprestaba a retomar la conducción formal del Justicialismo para iniciar la marcha hacia las elecciones del año que viene.

¿Por qué Néstor Kirchner se preocupó tanto por recuperar el Partido Justicialista?

Kirchner abrió un ciclo de recuperación de las identidades históricas que moldearon la Argentina del siglo XX. Él mismo se encargó de reivindicar el papel del socialismo en el impulso de las primeras políticas de integración y desarrollo cultural. Fue él quien subrayó el rol del radicalismo en la implementación de los derechos políticos y civiles negados por el régimen oligárquico. Del mismo modo, Kirchner creyó en el ideario que el General había desarrollado en la construcción de aquella Patria autónoma y justa de los años peronistas. En definitiva, asumiéndose justicialista, Néstor Kirchner no promovió nunca una licuación de aquellas identidades políticas que protagonizaron la modernidad Argentina, si no que planteó una síntesis de esas experiencias, respetando la existencia de cada tradición en la composición del Frente Nacional y Popular. Por eso Néstor jamás uso la palabra “kirchnerismo”, que, casi como abstracción, suponía una nueva identidad política en sí, escindida de aquellas corrientes arraigadas en la memoria y el corazón de las mayorías.

¿Por qué Lupo se ocupó tanto de conducir el PJ?

Néstor Carlos Kirchner demostró voluntad de poder y coraje para realizar una tarea que para muchos era imposible: ganar la pelea interna dentro del PJ. Tuvo claro que sin ese partido histórico no se podía estabilizar el proceso político ni profundizar los cambios. Que solo el justicialismo sería capaz de ocupar el Estado y ejercer el gobierno con firmeza, para llevar adelante las políticas transformadoras que el país necesitaba. Entendió que, a pesar de haber sido copado por sectores neoliberales durante la década del 90, el partido de Perón y Evita seguía representando los anhelos de las mayorías. Que el pueblo asocia sus días más felices con esa organización, con ese escudo y esa marchita. Que el pueblo sigue siendo abrumadoramente peronista y, aún hoy, pese a las traiciones del pasado, siente que su herramienta política es el PJ.

Néstor Kirchner nos planteó literalmente que había que recuperar el PJ, porque entendió que el poder político se mide, sobre todo, por el grado de hegemonía territorial. Supo que la única manera de apuntalar el Proyecto Nacional era desarrollando un armado político peronista, con mucho arraigo en los barrios (ese nivel geográfico donde históricamente se define la relación de fuerzas en la política electoral). Porque fue inteligente, y consideró que debía tener al peronismo de su lado, para restarle aliados a Duhalde. Porque buscó reconfigurar el esquema político argentino y generar un frente donde el justicialismo se uniera a otras fuerzas comprometidas con la transformación. Porque razonó que el desenlace de la interna peronista iba a determinar la redistribución del poder en la Argentina (conflicto que aún hoy sigue determinando la situación estratégica).

Néstor planteó la necesidad de recuperar el Partido Justicialista porque además siempre se sintió un eslabón del peronismo. “El balcón de la Rosada es de Perón y Evita”, nos dijo en una Plaza de Mayo colmada por el ultimo aniversario de su gobierno. Con esa frase, él resumía la conciencia que tenía sobre su lugar en la historia argentina. Por eso Kirchner nunca planteó suplantar la doctrina de Perón por otra forma de ver el mundo. En todo caso la prolongó y la actualizó de hecho, haciéndose cargo de las nuevas demandas sociales expresadas durante la resistencia al neoliberalismo y los levantamientos populares del 19 y 20 de diciembre del 2001.

Kirchner nos dejó un legado a los peronistas y nosotros lo tomamos como mandato trascendente. Por eso decidimos empezar a desarrollar el Peronismo para la Victoria como expresión del Proyecto Nacional dentro del Partido Justicialista de Córdoba. Por eso este espacio representa a la Presidenta dentro de la estructura partidaria provincial. Y por estas banderas es que convocamos a los peronistas de Córdoba a refundar el partido del pueblo para seguir construyendo junto a Cristina la Patria Justa, Libre y Soberana que todos soñamos. Ignorar ese legado sería traicionar a Néstor, y entregar una vez más la casa a los usurpadores. No estamos dispuestos a repetir esa historia, ni vamos a negociar esta decisión.

exclusivo para ANADig, Matias Bonansea

No hay comentarios:

Publicar un comentario