sábado, 13 de noviembre de 2010

Primer manifiesto de "Juventud para el Kompromiso"

Ganar para transformar la Argentina. 
Jóvenes los invitamos a sumarse a la JPK porque no creemos que los jóvenes son el futuro
 si no el PRESENTE de esta maravillosa Argentina

La Juventud tiene una relación de glorias y fracasos con la historia argentina. De glorias: fue ella el motor de las transformaciones más importantes que marcaron a nuestro país. Desde las luchas por la independencia, pasando por las jornadas de octubre del ’45, los ’70, Malvinas, para terminar el 19 y 20 de diciembre de 2001. De fracasos: también eran jóvenes los perseguidos durante la resistencia peronista, los desaparecidos por la Dictadura y los excluidos y marginados en los ’90. Ese rol trascendente vuelve a la juventud en un acto imprescindible de la historia argentina.
A decirlo con claridad: la única demostración de que a la clase dirigente le importa el futuro la tenemos cuando escucha a los jóvenes o los incluye en la toma de las decisiones. Caso contrario, son palabras huecas, mentirosas; estrategias berretas de marketing. Un “plan” que no tiene plan.
El kirchnerismo ha renovado la relación de la dirigencia política con la juventud de su tiempo. ¿Qué ha ocurrido? Por un lado, ha tenido evidentes logros en su gestión que han repercutido en las nuevas generaciones: se crearon millones de empleos, se recupera el salario de los pibes, las familias mejoran sus perspectivas de cara al futuro, la asignación universal, el programa Conectar - Igualdad.
Pero la relación kirchnerismo / juventud no se asienta sólo en resultados materiales. Desde 2003 la Casa Rosada dejó de ser un lugar ocupado por sirvientes de las corporaciones, para ser un símbolo de la transformación argentina. La ley de medios, la política de DD.HH., el matrimonio igualitario, la estatización de las Afjp, por citar algunos casos, son decisiones que instituyen nuevos derechos, profundizan la democracia y rompen con el statu quo.
En ese contexto, los jóvenes no podemos menos que sentirnos interpelados. Los que venimos de una tradición militante, que somos peronistas, vemos en el kirchnerismo la expresión de nuestros anhelos. Con claridad: Néstor Kirchner y Cristina Fernández expresan la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. Como señalaba una editorial de La Cámpora: “Peronismo real, kirchnerismo al palo”. A nosotros no nos engañan ni Duhalde, ni De Narváez, ni Solá ni Macri: con ellos, el peronismo se vuelve inofensivo. Se convierte en una simple herramienta electoral, no en un movimiento revolucionario.
Argentina define a cada paso su destino. La elección del año próximo determinará hacia dónde queremos ir. En ese marco, el Gobierno Nacional deberá continuar alentando la participación de los jóvenes. Tiene que estar atento a nuestras múltiples y complejas demandas. Somos jóvenes los que pedimos más créditos hipotecarios para poder comprarnos una casa, y también lo somos los que muchas veces somos maltratados por la policía o morimos víctimas del gatillo fácil o mientras nos practicamos un aborto clandestino. Éstas son cosas inadmisibles en la Argentina que soñamos.
Los que tenemos responsabilidad como militantes juveniles debemos asumir también nuestro rol. La Juventud Peronista, La Cámpora, todas las juventudes, debemos actuar con voluntad política y la firme decisión de construir consensos. Tenemos que estar al lado de las necesidades y las injusticias que sufren los jóvenes para convertirnos en caja de resonancia de sus problemas y buscar soluciones en el accionar estatal.
Y lo más importante: desde la juventud debemos decirles a nuestro pueblo y a nuestros dirigentes que no sirve ganar en un sálvese quien pueda electoral. No queremos ganar una elección para seguir en el poder. Queremos ganar para que el poder del peronismo transforme la Argentina. 
Queremos que Néstor y Cristina sean en 2011 lo primero de lo nuevo. Porque el peronismo se vuelve "hecho maldito incorregible" cuando estatiza YPF, cuando asume el control de los recursos naturales, cuando avanza sobre las rentas extraordinarias, cuando logra el fifty-fitfy. Cuando, como decía Evita, “será revolucionario, o no será”

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